Taxistas vs. Ciudadanos | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Enero de 2017

Como grave percibimos  el problema que a futuro deberán  enfrentar las autoridades del ramo, con los conductores de  taxis afilados  a las diferentes empresas que aglutinan estos prestadores de servicio público. Y decimos que será  grave porque las mencionadas agremiaciones o empresas  no logran controlar, direccionar y mucho menos aconductar estos trabajadores del transporte y  tampoco les interesa, ya que su mayor preocupación es el pago de las cuotas o afiliaciones para cobijarlos con una representación, pero sin responsabilidades de cara a la calidad del servicio y respeto por los ciudadano que, en es su cliente. Este es el único servicio donde el usuario no tiene la posibilidad de quejarse, por no existir escala disciplinaria  para sancionar, ni  entidad que recoja las manifestaciones de inconformidad con el   servicio.

Los medios de comunicación en múltiples oportunidades han publicado  los desafueros e irrespetos a que son sometidos  ciudadanos desprevenidos, que recurren este medio de trasporte por fuerza de las circunstancias, convencidos de contar con un recurso acorde a sus expectativas y necesidades, pero deben enfrentar en la mayoría de  los casos a   conductores energúmenos, quienes a más de conducir sin consideración ni decoro, someten  los  usuarios a maltratos  e irrespetos.

Esta realidad no puede continuar,  las autoridades tienen  la obligación y responsabilidad de vigilar,  castigar  e inhabilitar  estos profesionales de la conducción,  tratándose especialmente  de un servicio público que  se encuentra en el  ojo del huracán por falta  de compromiso con la ciudadanía, las autoridades y administraciones municipales, porque el inconveniente no solo  se  vive  en  la capital del  país,  sino en la mayoría de ciudades. El tema está tocando niveles preocupantes y no me quiero extender sobre aspectos como el aseo de los vehículos, los lugares de parqueo diurno y nocturno, invadiendo zonas, avenidas o lugar a su antojo, no, solo me refiero al usuario que debe soportar, aún en compañía de familias, damas  y menores, momentos de confusión e  irrespeto  llegando hasta la  agresión. Eso no pude continuar, por el bien de  la sociedad  y  las ciudades.

La situación ha llegado a extremos tan delicados  que es comentario ciudadano el desasosiego generado al  tener un percance automovilístico con un taxista, que miedo un choque, que miedo un  rayón o un  simple cierre en la vía, pues  la reacción de estos personajes es impredecible, ¡se viene  el mundo encima!. Con   ese espíritu de cuerpo mal entendido e ilimitado , donde ajenos al   siniestro  y desconociendo    los hechos,  otros conductores de taxi  van  agrediendo  física o verbalmente   a cualquier ciudadano,  que por infortunio tenga un incidente con cualquiera de ellos. Es decir se han dado a la tarea de tomar la ley en sus manos, demeritando con ello la  actuación de la autoridad.

Definitivamente  hoy los ciudadanos estamos a merced  y enfrentados a las taxistas.