‘Socialismo siglo XXI’ se enroca | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Enero de 2017

Empezando por la muerte de Hugo Chávez, la crisis de su sucesor Nicolás Maduro, y sumándose luego la caída estrepitosa del Partido de los Trabajadores de Lula y Rousseff en Brasil, así como la pérdida de las elecciones en Argentina por parte del peronismo de izquierda, es claro que el panorama para el llamado ‘Socialismo del siglo XXI’ es crítico. Ese modelo político populista y arcaico, que propicia la toma del poder por medio de elecciones aprovechando las garantías que ofrece la democracia, hace agua.

Aunque en apariencia en donde mejor le va electoralmente es en Bolivia, no hay que olvidar que el año pasado el presidente Evo Morales perdió el referendo constitucional que buscaba modificar el artículo 168 de la Constitución que le abriría paso a postularse para un cuarto mandato. Ahora la oposición sostiene que Morales intenta perpetuarse en el poder, ya sea maniobrando para saltarse ese dictamen popular o a través de un sucesor en la presidencia que obedezca su voluntad y sea un simple firmón. El desgaste político del país del altiplano es evidente y se reflejó claramente en la votación del referendo, lo mismo que en las frecuentes protestas sociales en distintas partes del país, así se le reconozca a Morales una gran habilidad para dividir a la oposición y recolectar votos.

De otro lado, en Ecuador el hasta el momento imbatible presidente Rafael Correa, que consiguió a lo largo de muchos años en el poder modificar la Constitución, abolir la Asamblea Nacional, clausurar la Corte Suprema de Justicia, copar la burocracia con los suyos y domesticar las Fuerzas Armadas y los indígenas, hoy se encuentra en apuros. Aunque alcanzó a contemplar una maniobra para seguir en el poder, al final decidió dar un paso al costado y postular a su Vicepresidente. Pero lo hace en un escenario complicado puesto que de los cuantiosos recursos petroleros que recibió en la última década, poco ahorró para afrontar los tiempos de las vacas flacas en el mercado de los hidrocarburos que comenzaron a mediados de 2014. El país está polarizado y en las Fuerzas Armadas se palpa la división, a la par de que crece el descontento popular. En tanto, los medios de comunicación se quejan de la mordaza con la cual el Ejecutivo somete a la prensa. Varios dueños de medios informativos están en el exilio y otros prestigiosos periodistas han sido perseguidos de manera pública e implacable. Aun así Correa, en medio del creciente descrédito y el eco cada vez mayor a las críticas de la oposición sobre la cuestionada política económica, intenta perpetuarse lanzando a un ‘candidato de bolsillo’, Lenin Moreno Garcés, postulado por Alianza País y quien aparece adelante en algunos de los sondeos. Este se disputa el favor del electorado con aspirantes antigobiernistas como Guillermo Lasso, Cynthia Viteri, Paco Moncayo, Abdala Bucaram e Iban Espinel. Además de ellos, suscita interés el ex canciller Patricio Zuquilanda. El panorama es muy complicado de cara a los comicios del próximo 19 de febrero cuando están citados a las urnas 12 millones de ciudadanos.

En Venezuela, por otro lado, la lucha entre la oposición, atrincherada en la Asamblea Nacional, y el gobierno Maduro se torna cada vez más visceral, tras la pausa que provocó la intervención del Papa Francisco que si bien condujo a  un intento de dialogo entre los opositores y Miraflores, luego se evidenció que fue un escenario que aprovechó el oficialismo para ganar tiempo clave, frenar las protestas callejeras y maniobrar política y jurídicamente para bloquear el referendo revocatorio. Ahora, incluso si se citara a las urnas y Maduro fuera removido, el chavismo continuaría en el poder, ya que a partir de este martes 10 de enero cualquier ausencia presidencial será suplida por el recién nombrado  vicepresidente Tareck El Aissami. Así las cosas, el régimen seguirá hasta enero de 2019, pese a los esfuerzos de la oposición.

De esta forma, mientras la Asamblea anuncia, de nuevo, su disposición de defenestrar a Maduro, el Gobierno se enroca y mueve a la Vicepresidencia a uno de los más radicales y cuestionados dirigentes chavistas y de los más  convencidos del “Socialismo del siglo XXI”.

Según algunos expertos  el enroque de Maduro no sólo busca bloquear a la oposición interna, sino que sería un desafío directo al próximo gobernante de Estados Unidos, Donald Trump.