Síntomas de una anomalía | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Enero de 2017

“¿Qué se puede esperar del próximo gobierno de Estados Unidos?”.  Acaso ninguna pregunta se haya repetido tanto durante los últimos meses.  Y quizás nunca como ahora, haya habido mejor y más incontestable respuesta:  “Nadie lo sabe”.  La expectativa de que, tras ser confirmado vencedor, Donald Trump asumiría una actitud más “presidencial” -y de que entendería que su tiempo como candidato había terminado- se diluyó al fragor de los trinos de su cuenta de Twitter, convertida en vociferante tribuna del líder inminente de la nación más poderosa del mundo.

Lo único cierto son los síntomas que acompañan su llegada a la Casa Blanca, los cuales presagian una verdadera “anomalía” -no sólo para los Estados Unidos, sino para todo el mundo.

Para empezar, Trump se ha convertido en el presidente electo más impopular de la historia, y a pesar de su promesa de unir al país, cada día que pasa parece cavar más profundo en las grietas que atraviesan la sociedad estadounidense.

Algunos analistas y expertos hacen verdaderas maromas para tratar de hallar alguna racionalidad a sus anuncios de política, tanto interna como exterior.  Otros se resignan a constatar lo que en muchos casos parece evidente:  que buena parte de lo que ha anunciado es virtualmente irrealizable y potencialmente contraproducente para los propios intereses de Estados Unidos.

La reiterada evocación de los padres fundadores y de sus más destacados predecesores ha estado llena de tanta nostalgia como recelo.  Mucho va de Monroe advirtiendo que “el honor es la propiedad nacional más valiosa” y de Polk proclamando que “todos los ciudadanos, naturales o por adopción, gozan de la misma igualdad”, a Trump diciendo cualquiera de las cosas que ha dicho.

La composición de su administración -la más blanca y adinerada de tiempos recientes- ha suscitado emociones que oscilan entre la sorpresa y el escándalo.  ¡Y hay una cantidad considerable de posiciones en el ejecutivo federal que no se sabe quién ocupará, y que entretanto seguirán a cargo de funcionarios del gobierno Obama!  Mientras, las audiencias de confirmación han sido escenario de más de una contradicción, entre lo que ha afirmado el aprendiz de presidente y lo que han declarado los llamados a ser sus colaboradores más cercanos.

Los aliados de Estados Unidos en el mundo no saben tampoco a qué atenerse.  Sus adversarios, acaso, esperan el momento oportuno para ponerlo a prueba.

Y aunque por ahora los republicanos se regocijen con el regreso al poder, la sombra del impeachment se cierne sobre el horizonte. 

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales