¿Revocar a Peñalosa? | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Enero de 2017

En los últimos dieciséis años Bogotá no tuvo  suerte con los alcaldes. Mockus (2001-2003) fue en su segundo periodo un diletante que no hizo sino mirar todo el tiempo para San Felipe. Fue seguido por los tres desastrosos periodos de la izquierda, a cual peor: Lucho Garzón (2004-2007), Samuel Moreno (2008-2011, cartel de la contratación, hoy preso y condenado) y Gustavo Petro (2012-2015), suspendido por el Procurador durante varios meses, que se dedicó a hacer política, lo que de nada le sirvió porque en las elecciones siguientes solamente logró sacar un concejal.

La izquierda creyó que se había apoderado de la ciudad pero, finalmente y a pesar de la ayuda del gobierno de Santos, fracasó en las elecciones en las que Peñalosa salió electo por segunda vez. Pero la política es impredecible y los políticos son capaces de cualquier cosa. Ahora anda rondando una solicitud de referendo revocatorio  de Peñalosa que lleva solamente un año en el mando y que recibió (¿recibió?) la ciudad hecha un desastre, con dieciséis años perdidos atrás.

En estos doce meses Peñalosa se ha dedicado en primer lugar a averiguar cómo anda la ciudad y, luego, a planear su desarrollo. Los proyectos, según se sabe por los medios, son buenos pero requieren mayor planeación y, por supuesto, desarrollo sin serruchos.

Peñalosa ha sido el alcalde más galardonado en el exterior por la forma como manejó su primera administración, cuando demostró su visión de una urbe moderna. Pero los periodos de los alcaldes son muy cortos y no se alcanza a ejecutar todo. Pero no hay duda de que la ciudad cambió.

Ahora los incompetentes que lo precedieron pretenden revocarlo. Claro que tal idea no llegará siquiera a ser votada por el pueblo. El referendo revocatorio de Petro fue obstaculizado desde el Gobierno y tampoco fue puesto a consideración de la ciudadanía.

Pero no todo es perfecto. Peñalosa debería oír a quienes dicen que el TransMilenio por la carrera séptima es un error. Es una vía estrecha  -solamente tres carriles en cada dirección- y si se quitan dos de cada lado se crea un caos. Ahí, alcalde Peñalosa, hay que poner un tranvía que, como no tiene sobrepaso, solamente ocuparía dos carriles y dejaría dos para tráfico normal en cada dirección.

Una decisión revocó el decreto de Petro (¡al César  lo que es del César!) que obligaba a que, en el futuro, los taxis fueran eléctricos. Se dice que no “hay” actualmente un sistema eficiente de recarga. Es verdad. Pero es más lógico diseñar un sistema de recarga que derogar una decisión sin duda beneficiosa para la ciudad.

Yo, que voté No rotundo en el plebiscito, votaría, llegado el caso, la revocatoria de Peñalosa con un NO descomunal. Los bogotanos no podemos permitir que la ciudad vuelva a ser “administrada” por los mismos que no hicieron nada y usaron los fondos públicos para hacer política cuando no para alimentar sus bolsillos.

***

Coda: Peñalosa debe pensar en cambiar a don Trancón Bocarejo, el Secretario de la Inmovilidad, que cree que el tránsito se arregla poniendo policías acostados en todas las bocacalles. O mándelo a que mire cómo se regula el tráfico en los países civilizados.