Off the record | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Enero de 2017
Redacción Política

Están muy sorprendidos en la cúpula uribista por el vuelo que está tomando la posibilidad de que el exgobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, pueda ser precandidato presidencial en algunos meses. Lo que empezó como un rumor apenas dos meses atrás, cuando el exmandatario recuperó su libertad luego de tres años detenido en el marco de una investigación por parapolítica, ahora se presenta como una probabilidad muy alta e incluso algunos de sus partidarios recuerdan que Ramos sumó años atrás casi un millón de votos para llegar a la gobernación paisa. También se dice que si al otrora dirigente conservador no le hubieran dictado medida de aseguramiento en medio de la campaña presidencial de 2014, precisamente cuando el uribismo definía su candidato, Zuluaga habría tenido muchos problemas para ganarse el tiquete e incluso lo podía haber perdido a manos de Ramos.

Esperan archivo del proceso en la Corte

Lo cierto es que Ramos solo tomará una decisión a finales de febrero o marzo, cuando sus abogados esperan que el proceso en su contra en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia sea archivado definitivamente, más aún porque ya está comprobado, e incluso con condenas a bordo, que hubo falsos testigos que los señalaron de relaciones con grupos paramilitares. Sin embargo un senador uribista dijo que la situación del exgobernador a hoy, política y electoralmente, es muy distinta a la que tenía hace tres años. En ese entonces Zuluaga era también un precandidato sin mayores opciones pero hoy tiene la ventaja de haber ganado la primera vuelta presidencial de 2014 y luego perder la segunda con apenas un millón de votos de diferencia ante Santos, aunque sumando casi siete millones de sufragios a su favor.

De la Calle se empieza a mover

En las toldas liberales se asegura que el ex vicepresidente Humberto De la Calle ya empezó a hacer algunos movimientos visibles con miras a la posibilidad de una eventual candidatura presidencial para 2018. De un lado, tras varias semanas de ausencia del foco mediático, a De la Calle se le vio en la posesión el lunes pasado del procurador General Fernando Carrillo. Así mismo se dice en los corrillos rojos que ya tuvo el ex jefe negociador gubernamental en La Habana una primera reunión con Horacio Serpa, jefe del partido Liberal, y todo hace indicar que el tema central habría sido las perspectivas electorales de corto y mediano plazos de esa colectividad. De igual en la bancada se afirma que De la Calle y el expresidente César Gaviria habrían también han dialogado privadamente sobre el panorama político, lo que indicaría que la precandidatura del ex vicepresidente empieza a tomar forma a medida que avanza este 2017.

Los mockistas analizan opciones

Como siempre ocurre cuando se empieza a asomar en el horizonte algún proceso electoral, la llamada guardia pretoriana del exalcalde y excandidato presidencial de 2010, Antanas Mockus, comienza a mover la posibilidad de que este se active otra vez en materia proselitista. Según conoció EL NUEVO SIGLO de una persona muy cercana al exmandatario distrital, se están analizando tres opciones. La primera apuntaría a una reconciliación con la Alianza Verde, que pasaría por la posibilidad de que Mockus pueda encabezar la lista al Senado en 2018. Como se sabe Mockus rompió relaciones con los Verdes hace un buen tiempo pero allí hay quienes consideran que su imagen y perfil le suma mucho a esa colectividad, sobre todo en su intención de mostrarse como una opción política independiente y ajena al deterioro de los partidos tradicionales.

¿Recoger firmas y elevar a Visionarios?

La segunda opción de los mockusianos apuntaría a que se piense en crear su propio movimiento, acudiendo para ello a la recolección de firmas en los próximos meses con miras a que Visionarios sea partido político. Y, en tercer lugar, se evaluaría la posibilidad de buscar una alianza con otro partido o movimiento que ya tenga personería política vigente, con miras a lanzar candidatos al Congreso por consenso e incluso entrar a jugar en el panorama presidencial.