Es increíble la capacidad de resiliencia de nuestro planeta, su inteligencia para solucionar por si solo los problemas que nosotros los humanos no nos cansamos de producir. Es increíble y nunca deja de generarnos sorpresa tras sorpresa.

En los últimos años se ha venido estudiando y promocionando la siembra de una planta con características increíbles, se trata de la Paulownia Tomentosa, mejor conocido en nuestra tierra como el árbol Emperatriz o árbol del Kiri, pero que perfectamente podríamos llamar “árbol de la supervivencia” o “árbol mágico”.

Este árbol tiene unas características que parecen diseñadas para solucionar los problemas generados por la humanidad a través de la revolución industrial. Como primera medida absorbe más dióxido de carbono por centímetro cúbico que cualquier otro árbol en el planeta. En segundo lugar, emite grandes cantidades de oxígeno que libera dentro del mismo proceso. También es de resaltar su capacidad en la preservación de los suelos, ya que sus profundas y gruesas raíces lo protegen de la erosión. De manera extraña sobrevive al fuego a través de la regeneración radicular y tiene una vida útil de más de noventa años retoñando hasta 5 veces del mismo tronco. Y, como si fuera poco, no existe ningún árbol que crezca a la misma velocidad llegando a alcanzar más de cuatro metros y medio en un periodo de un año.

¿De dónde viene?

A pesar de que su nombre proviene del japonés, Kiri=cortar, este árbol tiene su origen en la China y en sus inicios fue utilizado como planta ornamental por la hermosura de sus flores. De esta forma llegó a Europa hacia finales del siglo XVIII y adornó los jardines de las principales cortes europeas. A mediados del siglo XX se comenzaron a descubrir sus increíbles propiedades para luchar contra la desertificación y el cambio climático, por lo que paso a conocerse como “El árbol de la vida”.

De hecho ya en diversos lugares como Chile, Argentina, México, Costa Rica y otras naciones se han establecido programas masivos de plantación de Kiri. Inclusive en el estado de Texas existe el programa “The Kiri Tree Revolution”, que establece una meta de sembrar un millón de plantas para finales de 2018.

Al leer el proyecto en detalle, nos encontramos con que el Kiri no fue elegido por una sola razón: amén de sus propiedades fértiles, se tuvo en cuenta su capacidad de absorción de dióxido de carbono (10 veces superior al promedio de las otras especies), su inmensa capacidad de emisión de oxígeno y su invaluable aporte a la descontaminación de las aguas circundantes.

Así pues el Kiri se planta con el múltiple propósito de capturar dióxido de carbono, liberar oxígeno, descontaminar las aguas circundantes, purificar la tierra en la que se siembra y aprovechar su madera como fuente de subsistencia renovable.

Sus características

El Kiri puede llegar hasta los 22 metros de metros de altura, manejando promedios cercanos a los 20 metros. Tiene unas flores vistosas de color lila que, a su vez, poseen un gran contenido de polen, razón por la que son bastante apetecidas por las abejas.

Sus hojas llegan a sobrepasar los 40 centímetros de ancho, teniendo una particularidad brillantez. El grosor y la profundidad de sus raíces previenen y combaten la erosión de los suelos y son la causa fundamental de su gran resistencia al frío, el fuego y otro tipo de agresiones externas, incluidas las plagas. Todo lo anterior hace que esta sea una planta pionera.

No todo son ventajas: el Kiri para su desarrollo requiere de radiación solar directa y, por lo tanto, en zonas selváticas o boscosas es muy difícil que prospere debido a la sombra de árboles de mayor envergadura. De otra parte algunos expertos forestales identifican esta planta como “invasora”, dada la increíble velocidad con la que crece y su facilidad de reproducción. Por lo tanto se requiere que este árbol sea sembrado en forma controlada a fin de evitar que entorpezca el crecimiento natural de las especies nativas.

La utilidad de esta especie como fuente de sostenibilidad económica se da a través de la explotación maderera, que se ve beneficiada por la rapidez con la que puede ser talada. Por ejemplo, alrededor de 6 años para producción de postes. También tiene una gran velocidad de secado, lográndose este entre 40 y 50 días al aire libre. La madera producida por el Kiri es utilizada en carpintería en general, construcción de muebles, armarios, puertas, ventanas, paneles, instrumentos musicales, juguetes, artesanía, construcción ligera, vigas decorativas, postes, cabañas de troncos, molduras, madera contrachapada, cajas, embalajes, pallets, molduras, marcos, etc.

La captura de dióxido de carbono de un árbol adulto de Kiri equivale a poco menos de 8 toneladas por año y la producción de oxígeno del mismo equivale a poco más de 2,2 toneladas en el mismo periodo. Además sus hojas poseen una gran cantidad de nitrógeno que, al descomponerse, produce abundante fertilización en los suelos, mejorando la productividad agropecuaria de los mismos.

Algunas curiosidades

• Existe una antigua tradición china, que aún se mantiene en zonas campesinas, mediante la cual al día siguiente del nacimiento de una niña se siembra un árbol de Kiri y cuando ella se comprometa en matrimonio el árbol será talado para fabricar los muebles de su dote.
• En la tradición china se menciona que el ave fénix solo construirá su nido en el árbol de Kiri, esto basado en la capacidad de regeneración del mismo.
• El Kiri crece en un periodo de 6 a 7 años lo que un roble demora 40 años.
• La madera de Kiri es de muy bajo peso, un metro cúbico pesa aproximadamente 250 kilos. Esto la convierte en un elemento de fácil transporte y de fácil manipulación.

Es importante indicar que en Colombia no hay programas de impulso a la siembra de Kiri ni existen incentivos para su siembra masiva. Ya va siendo hora de ponernos al día con nuestro compromiso ambiental.

Permítanme la licencia de aprovechar estas líneas para desear un feliz año 2017 a los lectores de las mismas.

* alsanchez2006@yahoo.es @alvaro080255