En el trasfondo de la corrupción | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Enero de 2017

Fue capturado Gabriel García, ex viceministro de Transporte, acusado de recibir un soborno de US$6.5 M. Además, la Fiscalía afirmó que los sobornos no sólo se presentaron en contratos del orden nacional sino también con entidades territoriales. Así, una vez más queda en evidencia que en Colombia la corrupción pública y privada ha penetrado todas las instancias del poder. Es decir, es una especie de epidemia insertada en la cultura dominante por lo que conviene auscultar las corrientes que están influyendo en la propensión a la corrupción.

Empecemos por observar que en la sociedad actual se han generado modos de pensar que vienen configurando una subcultura en la que tienden a difuminarse las fronteras entre el bien y el mal. Tanto así que no pocas personas se confunden en qué es lo uno o lo otro y ante la duda acaban pensando que ciertas conductas no son en realidad tan malas, pues, depende de cómo se les mire. De esta manera la ética se convierte en algo totalmente subjetivo, porque no hay principios que sirvan como norte de acción válido. Recordemos que uno de los hermanos Nule,- de alta posición social y graduado de una de las mejores universidades como García- llegó a decir que “la corrupción es inherente al ser humano”.   

Lo cierto es que en el trasfondo de la corrupción gravitan tres corrientes relevantes de la cultura actual que se retroalimentan: el consumismo, el individualismo y el relativismo. Sin embargo, por espacio solo me extenderá un poco en el consumismo, hermano menor del individualismo y el relativismo.

El consumismo es un fenómeno universal de cuyo influjo pocos se escapan. Está vinculado al capitalismo, al libre mercado, al hedonismo o filosofía del placer, al pragmatismo, al utilitarismo, al materialismo, a la influencia de la publicidad de la que viven los medios de comunicación.

En el vocabulario consumista tenemos palabras tales como: plata, gastar, tener, riqueza, sentir, comprar, éxito, bienestar, confort, viajar, poder, placer, diversión, apariencia, práctico, sexo, gozar, gustar, moda, exhibir, posición social, utilidad, pasarlo bien, mostrar, comprar, nivel de vida, etc. Estos términos indican que en el modo de vivir consumista el bienestar se mide por el poder de compra de las personas. El dinero pues se convierte en un valor supremo, porque se piensa que con él se puede conseguir todo incluidos el poder y el placer.

Así las cosas, es fácil que una escala de valores presidida por el dinero incentive la corrupción. De aquí que si queremos combatirla a fondo debemos acometer el asunto no solo desde lo penal, sino también buscando un cambio cultural empezando por exigir la ejemplaridad en las élites políticas y económicas y continuando por instaurar en la educación el criterio de “calidad” ligado principalmente a la integridad que irradien los docentes sobre los educandos.