El nuevo inquilino de la Casa Blanca | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Viernes, 20 de Enero de 2017
Redacción internacional con AFP

La Casa Blanca, la tradicional residencia presidencial y sede del gobierno estadounidense, pasará por cambios importantes con la llegada del nuevo mandatario, Donald Trump, aunque no le añadan salones con techo y paredes doradas.

Franklin D. Roosevelt tenía su rincón favorito para la transmisión de sus mensajes a las familias estadounidenses entre 1933 y 1944; John Kennedy utilizó como pocos el entonces novedoso poder de la televisión, y Barack Obama encontró muy pocos problemas que él no podía resolver con un buen discurso.

En tanto, a Donald Trump le gusta Twitter. Y le gusta mucho (aunque él lo niega). Y es poco probable que eso cambie cuando esté en la Casa Blanca. Aún sus asistentes más próximos admiten que no saben anticipadamente cuándo el jefe soltará uno de sus torpedos de 140 caracteres.

Escape de la Casa Blanca 

"No sé si es la más fabulosa casa de Estados Unidos, o la corona de nuestro sistema carcelario", dijo una vez el presidente Bill Clinton sobre la vida dentro de la Casa Blanca.

Obviamente, la presidencia tiene sus lados buenos, como deslizarse en el tránsito a bordo de "La Bestia" (el automóvil presidencial) o que el Air Force One levante vuelo minutos después que el mandatario sube al avión.

Pero cada caminata de un presidente moderno es una enorme operación militar que requiere una legión de agentes del Servicio Secreto, médicos, francotiradores, especialistas antibombas, especialistas contra radiación y otros.

Por causa de su experiencia y su estilo de vida, es posible que Trump esté mejor preparado que mucho de sus antecesores a ese tipo de vida, pero aún así habrá momentos en que querrá salirse de esa burbuja.

Trump podrá elegir usar su propio apartamento en Nueva York, pero con aviones que pasan constantemente en las proximidades del edificio y sin un perímetro de seguridad, posibilidad que representa una pesadilla para el Servicio Secreto. Asesores indican que la salida más probable para Trump será su lujoso club Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida.

Oficina influyente 

Hillary Clinton intentó conducir una reforma del sistema de salud desde la famosa Ala Oeste de la Casa Blanca, y Michelle Obama se convirtió en un modelo para las generaciones más jóvenes.

Melania Trump no parece inclinada a tener una presencia política como primera dama, al punto que ni siquiera promete una presencia permanente en la Casa Blanca. Trump ya indicó que Melania y Barron, el hijo de ambos de 10 años, permanecerán en Nueva York por lo menos por el futuro inmediato por cuestiones escolares.

Pero con Ivanka Trump se podrá ver una una historia diferente. La empresaria de 35 años, así como su marido Jared Kushner, parecen destinados a tener presencia política en las oficinas de la Casa Blanca.

Ivanka ha tenido una presencia casi constante junto a su padre, y Kushner ha sido formalmente nombrado "asesor especial del presidente", de forma que trabajará junto al jefe de Gabinete, Reince Priebus, y el asesor de estrategia Stephen Bannon.

Prácticamente no hay precedentes de hijos de presidentes con un papel formal en la Casa Blanca, en parte por las leyes sobre nepotismo. El último caso conocido es el de John Quincy Adams, hijo del presidente John Adams (segundo presidente en la historia del país, 1797-1801). John Quincy Adams sirvió como emisario de su padre en Prusia, antes de que él mismo se convirtiera en presidente en 1825.

El cuarto poder 

Obama no mantiene una mala relación con la prensa y tolera su cambiante atención. Pero Trump tiene una relación de amor y odio con la prensa, a la que corteja con frecuencia pero también critica por considerar que tiene prejuicios contra él.

Las críticas de Trump a la prensa han sido adoptadas con entusiasmo por sus seguidores, para quienes los "medios dominantes" son poco más que el brazo activo de la "élite" progresista.

El equipo de Trump ha adelantado que difícilmente el tono del magnate con la prensa cambiará con él en el Salón Oval, y que en cualquier escenario de cambio nada será igual para la prensa.

Así será posesión de Trump

En la mañana, Trump, Pence y sus familiares participarán de un oficio religioso en la Iglesia Episcopal de San Juan, a pocos pasos de la Casa Blanca.

14H00: El presidente Barack Obama y la primera Dama, Michelle, darán la bienvenida a Trump y su esposa Melania para un té en la Casa Blanca. Las dos parejas se trasladarán juntos en una caravana hacia el Capitolio.

14H30: Comienza la ceremonia de la investidura, en las escalinatas del occidente del Capitolio, con espectáculos musicales.

Entre los invitados se destacan legisladores, los integrantes de la Corte Suprema y diplomáticos. Estarán también los expresidentes Jimmy Carter, George W. Bush y Bill Clinton, quien estará acompañado por su esposa, Hillary Clinton.

Por cuestiones de salud, no estará presente el expresidente George H.W. Bush.

La soprano Jackie Evancho, de apenas 16 años, tendrá la responsabilidad de cantar el himno nacional.

16H30: primeros discursos. Líderes religiosos harán invocaciones.

17H00: Trump pronunciará su juramento, tomado por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts. Para ello, se utilizarán dos Biblias: la utilizada en la investidura del presidente Abraham Lincoln y una perteneciente a Trump, que le fuera obsequiada por su madre en 1955. Posteriormente, Trump pronunciará un discurso que debe durar unos 20 minutos.

17H30: termina la ceremonia.

Posteriormente, manteniendo una larga tradición, Trump y Pence participan de un almuerzo en el Capitolio.
19H30: Trump y Pence pasan revista a las tropas frente al Capitolio.

20H00 a 22H00: desfile de Investidura. El nuevo presidente y vicepresidente pasan revista a las tropas y luego recorrerán la Avenida Pensilvania desde el Capitolio hasta la Casa Blanca.

00H00 a 04H00: Trump, Pence y sus esposas participan de tres diferentes galas bailables. Otras galas están programadas para toda la ciudad.