Desconcierto, confusión y corrupción | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Enero de 2017

Nunca antes, como sucede ahora, se había sentido tanta confusión en el país respecto de las circunstancias en las que se encuentra. Mientras la corrupción sigue viva, los impuestos aumentan. Funcionarios que incitan a la confusión. A modo de ejemplo, el Ministro de Hacienda, máximo rector del manejo de las finanzas del Estado y promotor de las nuevas iniciativas tributarias que hoy tienen asfixiados a los trabajadores colombianos, diciendo que el nuevo IVA comienza a regir a partir del 1 de febrero. Por otro lado, la asesora de la Dian rectificando, a través de declaraciones y comunicados, que la medida del nuevo IVA está vigente desde el 1 de enero.

Tanto desacuerdo e incertidumbre ha puesto a empresarios y comerciantes a considerar que quizás deben ellos mismos decidir a partir de cuándo es que entra en vigencia el nuevo tributo, como si hoy en día la Ley estuviese sujeta a interpretaciones individuales. Por su parte, el Presidente de la Republica, en vez de estar liderando una campaña total contra la corrupción y el mal manejo de la cosa pública, se escuda haciendo declaraciones en las que manifiesta que los actos de corrupción y los funcionarios deshonestos son del anterior gobierno y no del propio, como si él mismo no hubiera sido parte de los anteriores gobiernos.

Entre tanto, los ciudadanos se preguntan ¿Qué pasó con los responsables de Reficar, Isagen, los contratos de obras públicas en las regiones, en lo nacional y también municipal los contratos de Odebrech y tantos otros que además se han desarrollado en distintos gobiernos, incluido el actual?

Dejemos de seguir dividendo el país que nuestro pueblo ya no aguanta más. Porque de lo único que sí podemos estar seguros es que si las cosas siguen como van, el pueblo va a estallar y los va a cambiar. Se va a rebelar. Carlos Lleras Restrepo decía que si no se tomaban las medidas adecuadas el país se descuadernaba y es esa precisamente la etapa en la que nos encontramos.

El pasado domingo se llevó nuevamente a cabo una corrida de toros en la Plaza Santa María. Independientemente del discurso a favor o en contra de la tauromaquia, no es comprensible, y mucho menos aceptable, que las protestas se hagan con violencia, fuerza e incivilización en lugar de manifestar las opiniones de una manera pacífica y en el marco de la libertad de expresión. ¿Dónde están las buenas maneras, la tolerancia y las buenas costumbres? ¿Para dónde va el país que estamos formando? Necesitamos cambios profundos que superen las palabras y se vean materializados en acciones para lograr recuperar a nuestra amada Colombia.

Escuché al Presidente de la Republica en los medios de comunicación diciendo que hace algunos años Colombia era un estado fallido por la acción de las guerrillas y los grupos alzados en armas. Yo no sé si la Colombia de hoy sea aún más grave. Estamos viviendo la descomposición y el descuadernamiento de una Nación que, si no se toman las medidas adecuadas para que no haya impunidad y se respeten los derechos humanos y libertades en el marco de un Estado de Derecho; si no se erradica la corrupción y las malas costumbres para que las oportunidades se presenten en economías formales y legales; si no se recupera la seguridad perdida en las ciudades, si no se derrota a los demagogos y populistas y se educan las nuevas generaciones, vamos en dirección de un abismo profundo. Colombianos, actuemos ya pues si seguimos como estamos, mañana podrá ser muy tarde