Derrotemos cultura de violencia | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Enero de 2017

Hace poco, el señor Pedro Pablo Kuczynski, presidente del Perú, nos dio una gran lección a través de la alocución que hizo a su pueblo en la que comunicó las medidas ejemplarizantes que se tomaron frente a los escandalosos casos de corrupción que fueron descubiertos recientemente en su país, en los que miembros de su gabinete se encontraron vinculados. Aquellas fuertes medidas fueron tomadas por su Gobierno, para lo cual convocó también a las demás ramas del poder público; el Congreso y los jefes de las entidades judiciales del Perú.

Hablo del tema como una gran lección y hago referencia a él porque desde tiempo atrás he insistido en la importancia que tendría para Colombia hacer un gran pacto nacional contra la corrupción y tomar medidas extraordinarias para rescatar nuestros valores morales y lograr dar un paso más en el progreso que nuestra nación requiere con tanta urgencia. Lo anterior lo digo porque es mi opinión que en un país donde hay corrupción e impunidad es absolutamente inviable lograr consolidar una paz estable y verdadera. Tristemente, en el contexto colombiano y con estos problemas, no es suficiente tomar medidas únicamente por parte de una de las ramas del poder público.

Además de ello, es realmente necesario hacer de este pacto uno íntegro e incluyente, para lo cual se requiere incorporar en él a los representantes de los distintos grupos del sector privado del país, porque la corrupción no existe únicamente en el sector público; también está presente en el ámbito privado. Además la corrupción no consiste únicamente en la desviación de recursos públicos o privados buscando un beneficio individual; también se ve de manera intelectual e ideológica.

Ejemplos serían actuar en beneficio de la reconocida mermelada o, en otra materia, las sanciones a policías simplemente por salir en fotos con guerrilleros que hacen parte del acuerdo de paz. Me pregunto qué reflexiones harán dichos policías cuando desde muchos años han visto dirigentes políticos y miembros de Gobierno en fotos con otros integrantes de las Farc, aún antes de lograrse el acuerdo para terminar el conflicto armado con los mismos. Supongo que, a su vez, a los guerrilleros les surgirán muchas incertidumbres respecto a la paz que les espera, cuando esto sucede estando en vigencia dicho acuerdo y ellos en tránsito al respeto del Estado de derecho.

Mientras no seamos conscientes que para lograr la paz no hay solamente que deponer las armas de quienes las han tomado de manera ilegal, sino también desarmar nuestro odio y rencor, no habremos alcanzado el objetivo real. De allí que sea primordial construir una nueva cultura que se aleje de una de violencia y sea más de paz. En otras palabras hay que también desarmar los espíritus.