Contaminantes químicos, otra amenaza para los osos polares | El Nuevo Siglo
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Sábado, 7 de Enero de 2017
Redacción Nacional

Además de estar amenazados por el cambio climático, los osos polares, grandes carnívoros del Ártico, son víctimas de los contaminantes químicos utilizados en la agricultura y la industria, según un estudio.

Estos contaminantes representan un riesgo para su salud 100 veces superior a lo considerado como aceptable para los osos adultos, y mil veces superior para los pequeños.

“Se trata del primer estudio que cuantifica el riesgo que representa para el ecosistema ártico los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP)”, subraya su principal autora, Sara Villa, toxicóloga de la Universidad de Bicocca en Milán.

Los investigadores compilaron 40 años de trabajos sobre la exposición de los osos, pero también de las focas y el bacalao, sobre todo en la región que abarca desde el archipiélago ártico de Svalbard hasta Alaska.

“Las concentraciones de COP son sorprendentemente más elevadas entre los osos polares”, 100 veces más que en el caso de las focas, subraya el estudio, publicado el jueves en la revista Environmental Toxicology and Chemistry.

Utilizados en la agricultura y la industria, los COP, unos contaminantes que perturban el sistema endocrino, persisten durante décadas en la naturaleza y se concentran remontando la cadena alimenticia: pasan por ejemplo del plancton a los peces, luego a las focas y finalmente a los osos, acumulándose hasta alcanzar dosis muy tóxicas.

Los osos más pequeños están muy expuestos, sobre todo a través de la leche contaminada de su madre.

Aunque algunos COP fueron prohibidos en los años 1970, luego fueron reemplazados por otros agentes contaminantes, según los investigadores.

Estas sustancias son utilizadas sobre todo para impermeabilizar papel, tejidos, muebles, y evitar las manchas de agua o de grasa.

Esta amenaza se suma a las que ya pesan sobre el oso polar, un tercio de cuya población está abocada a desaparecer de aquí a mediados del siglo. Actualmente, existen alrededor de 26.000 ejemplares.

El problema más importante es el deshielo de la banquisa, donde el oso se procura su alimento principal, las focas.

En el Ártico, donde la temperatura aumenta dos veces más rápido que en el resto del planeta, el calentamiento climático podría generar veranos sin hielo de aquí a unos 20 años, estiman los científicos.

El oso polar o también conocido como oso blanco, pertenece a las especies de mamíferos carnívoros más grandes del mundo. Vive en el hemisferio norte de la Tierra y es considerado un gran superdepredador. Puede vivir máximo 30 años.

Estos mamíferos miden de 2,4 a 3 metros de longitud con un peso de 350-700 kilos en el caso de los machos, y de 1.8 a 2.4 metros con 150-250 kilos de peso en las hembras.

Su cuerpo está perfectamente adaptado a su tipo de hábitat y a las condiciones extremas de este. Es por ello que posee patas desarrolladas para resistir largas caminatas así como para nadar a lejanas distancias. Sus orejas y la cola son pequeñas para mantener el calor corporal. Para regular su temperatura, su piel cuenta con una gruesa capa de grasa y un frondoso pelaje traslúcido conformado por miles de pelos llenos de aire que lo mantienen a una temperatura estándar.

Habitan en la parte septentrional del planeta, abarcando Canadá, Groenlandia, Dinamarca, Noruega, Rusia, Alaska e Islandia con algunos ejemplares.

El paisaje donde habitan es típico de un ambiente de tundra: extenso, cubierto de nieve y aparentemente sin rastro de vida. En verano suele verse diferente en algunas zonas, pues las temperaturas más elevadas provocan el deshielo y la entrada a la vida vegetal. El oso polar es un mamífero adaptable a su entorno, pero los cambios de estación también pueden representar un problema en relación con la disponibilidad de alimentos.

Este animal carnívoro se alimenta de crías de focas y algunas veces de renos, llegando a comer hasta 30 kg diarios de alimento. Debido a que el agua de esos lugares es salada, no la consumen, y por lo tanto aprovechan los fluidos necesarios de la sangre de sus presas.

Se han estudiado casos de canibalismo, principalmente provenientes de machos que al tener escasez de alimento, optan por alimentarse de algún otro oso polar joven o débil.

Los osos polares utilizan las placas de hielo como una plataforma para cazar focas. Los miembros largos y las garras gruesas, cortas y puntiagudas están adaptadas para este fin.

Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación de blancura. No obstante, en determinados momentos y lugares puede verse amarillenta o incluso parda clara. La pérdida del calor corporal se encuentra muy reducida, tanto por el pelaje y el color de la dermis como por el espeso panículo adiposo que se encuentra bajo la piel y que sólo se adelgaza en la cabeza, especialmente en la nariz.