¿Brexit significará un acuerdo EU-Reino Unido? | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Martes, 17 de Enero de 2017
Pablo Uribe Ruan @UribeRuan

EL 23 de junio del año pasado, día en que las encuestas indicaban que la opción del No ganaría en Reino Unido, ocurrió todo lo contrario: triunfó la salida de la UE. Tras la decisión, el país entró en un momento de incertidumbre que terminó con la elección como primera ministra de la conservadora, Theresa May. En su acto de posesión, en octubre de 2016, confirmó que invocaría el artículo 50 del Tratado de Lisboa –texto fundacional de la UE- , para negociar la salida de su país del bloque económico y político.

 

En medio de especulaciones de que el Brexit no sería una realidad, a partir de mecanismos como darle la potestad al Parlamento para decidir sobre el futuro de esta decisión, pasaron los días y May no aclaró cuál sería el camino que iba a tomar. La revista The Economist la calificó como “Theresa Maybe” -de pronto-, pues en un momento se creyó que finalmente Reino Unido no dejaría el bloque.

 

Pero no fue así. Vestida de chaqueta a cuadros verdes y azules y  un pantalón oscuro tipo tweet –combinación apropiada para la noticia-, la primera ministra de Reino Unido ayer ratificó que su país sí va abandonar la Unión Europea, dejando a un lado los rumores sobre una posible permanencia en el bloque.

 

Anunció, igualmente, que habrá una ruptura “clara” y “nítida”, aclarando que el Brexit significa dejar absolutamente todo lo que comprende el bloque, hasta el mercado único. Durante el lapso de esta decisión se había especulado que Reino Unido podía dejar parcialmente el bloque, negociando algunos acuerdos como el comercio entre las partes. Pero May aclaró en su intervención que no va ser así.

 

Un temeroso abandono

Luego del anuncio de May, el balance en Reino Unido y Europa es agridulce. Se habla más de lo que pierden ambos, que de lo que ganan con el Brexit. La UE tiene claro que perderá un socio comercial, político y -temerosa de Rusia- militar. Pero Reino Unido le tiembla la mano al saber que el 44% de sus exportaciones ya no llegarán a su principal socio –puede que una parte de ella sí llegue, pero no su totalidad- .

Por más que las cifras no sean positivas, Theresa May ha dicho que el mercado único de 500 millones de consumidores no es compatible con el objetivo principal de Reino Unido: controlar la libre circulación de trabajadores, es decir, limitar la migración.

 

“El Reino Unido es un país abierto y tolerante pero el mensaje del pueblo fue claro: el Brexit debe permitir controlar la cantidad de europeos que vienen al Reino Unido”, dijo la primera ministra, explicando que esa será la prioridad número de su gobierno.

 

Son evidentes los paralelos entre el modelo que busca implementar May y el de Donald Trump. Ambos de alguna u otra manera coinciden en que la globalización y la inmigración son los principales enemigos de grandes capas de la sociedad dedicadas a la industria y la agricultura.

 

Aunque existen diferencias de estilo y procedimiento. May, acusada por un momento que exigía rapidez, ha dicho que defenderá el Brexit, pero luego de meses de incertidumbre queda la sensación de que no es una convencida absoluta de esta decisión.

En cambio, Trump, por lo que  ha dicho, no duda que un modelo proteccionista alejado de los mercados multilaterales beneficia más a Estados Unidos, atacando de esa manera a la globalización. Pero sus intenciones están limitadas por el Congreso.

A diferencia del Brexit, su plan no corresponde a una política de estado avalada por los ciudadanos, las instituciones y los acuerdos transnacionales -el tratado de Lisboa le permiten a Reino Unido salirse del bloque-. De ahí que tendrá que contar con el apoyo del Congreso, para cumplir con los requisitos de procedimiento que requiere este nuevo modelo económico; no la tiene fácil.

 

Trump-May, tratado bilateral

Los rumores sobre un posible acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Reino Unido no son nuevos. Insistentemente durante el gobierno Obama los países intentaron sellar un tratado que finalmente no se logró porque Washington al mismo tiempo estaba negociando la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI) con la UE (Francia, Austria y Alemania se oponen a este).

 

Pero un año después el panorama es totalmente distinto. En ambos países las condiciones son predilectas para firmar ese acuerdo bilateral, demostrando que es probable que en los próximos años se selle esta alianza, un giro de 180 grados que reivindica, como ninguna otra cosa, el sentido de lo anglosajón.

 

Ayer, durante la rueda de prensa, May reivindicó su interés por: “una nueva asociación equitativa (...) no un estatuto de miembro parcial o asociado de la UE, que nos dejaría mitad adentro o mitad afuera". Con la llegada de Trump, esa relación equitativa -si se puede llamar así una alianza con la primera potencia mundial- se puede concretar.

 

Por ahora, Reino Unido debe tramitar su salida de la Unión Europea. Según May, a partir de marzo comienzan las negociaciones que pueden durar un máximo de dos años, conforme al Tratado de Lisboa.

 

Entonces, es probable que Londres y Washington estén firmando un acuerdo comercial a comienzos de 2019, sino antes. A partir de entonces, comenzará esta alianza, comandada por Trump y May, los presuntos nuevos mejores amigos.