Reporte Bio: radiografía del estado de la biodiversidad en Colombia | El Nuevo Siglo
‍El Reporte Bio entrega un balance anual sobre el estado del medio ambiente y los recursos naturales renovables./Fotos Instituto Humboldt
Miércoles, 17 de Abril de 2024
Redacción Medio Ambiente

¿Cuáles serán las coberturas más transformadas de la Orinoquia a 2030? ¿Cuántas especies de plantas ubicadas en núcleos de deforestación sobrevivirán al cambio climático? ¿Cuál es la representatividad del bosque seco tropical en el sistema nacional de áreas protegidas? Estos y otros datos se encuentran en el más reciente Reporte Bio. 

 

La publicación del Instituto Humboldt, Biodiversidad: umbrales de transformación, también ofrece herramientas útiles para el diseño de estrategias de conservación y restauración, uso sostenible de los recursos y protección de los servicios ecosistémicos. El Reporte, además, incluye estudios de caso y exploraciones a diferentes escalas sobre temas como refugios climáticos, el uso del suelo en la Orinoquia, especies amenazadas, huella espacial humana, gestión territorial y áreas protegidas, entre otros.

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Señala que la distribución original del bosque seco tropical ocupaba cerca del 10 % del área terrestre nacional. Sin embargo, en la actualidad, lo que queda de este ecosistema (sus remanentes), en diferentes grados de naturalidad, apenas alcanza el 1 %.

‍Agrega que el bosque seco tropical es uno de los ecosistemas más amenazados en Colombia y el mundo. En nuestro territorio, este bosque alberga 95 especies de mamíferos, equivalentes al 18 % de la mastofauna nacional.

‍“Los mamíferos conforman un grupo de organismos con más de 150 millones de años de historia evolutiva. En Colombia, su aparición se remonta al Oligoceno superior. La diversidad conocida en el país asciende a 543 especies”.

‍Entre las especies de mamíferos que habitan el bosque seco tropical, una especie, conocida comúnmente como mono araña o marimonda del Magdalena (Ateles hybridus), se encuentra en Peligro Crítico (CR) según la IUCN. Otras cuatro especies están clasificadas como Vulnerable (VU): el oso hormiguero gigante u oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), el maicero capuchino o mono cariblanco (Cebus capucinus), el mico de noche caribeño (Aotus griseimembra) y el mico de noche andino o marteja (Aotus lemurinus); y tres como Casi Amenazadas (NT): el tigrillo o margay (Leopardus wiedii), el jaguar (Panthera onca) y el lobito de río o nutria neotropical (Lontra longicaudis).

‍“Aunque en los últimos años en el país se han declarado más áreas protegidas que en cualquier otro momento, su aporte a la representatividad de ecosistemas es cada vez más limitado. Al principio del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), en la década de 1930, cada hectárea creada como área protegida representaba más de 100 ha de los diferentes tipos de ecosistemas. Hoy, cada hectárea creada representa apenas 2 o 3 ha. Es decir, menos variedad de ecosistemas se ve incluida en estas áreas”, indica.

‍Explica que el 67 % del territorio continental se encuentra en relativa condición de naturalidad. Considerar áreas silvestres en otras categorías de ordenamiento y preservación (no solo áreas protegidas) aseguraría el cumplimiento de la meta del 30 % del territorio preservado a 2030.

‍Las áreas silvestres constituyen dos terceras partes del territorio continental y solo el 21,3 % de ellas está declarado como área protegida.

‍“La creación de áreas protegidas debe asegurar la conectividad entre este tipo de áreas mediante el diseño integral de paisajes multifuncionales, incluso en contextos productivos y transformados donde la restauración y el uso sostenible se definen como principales herramientas de manejo”, dice.

‍Escenarios proyectados a 2030 sugieren que habrá una transformación adicional de 537 000 ha de bosques y 820 000 ha de sabanas hacia usos productivos en la Orinoquia, principalmente en el piedemonte y en las sabanas inundables. Esto hace necesario evaluar posibles medidas y políticas de ordenamiento productivo en la región.

‍La región de la Orinoquia ha sido priorizada por gobiernos recientes y el sector privado como la nueva frontera para el desarrollo agroindustrial. En las últimas décadas, los pastos exóticos, las plantaciones forestales (palma africana, caucho, marañón, etc.) y otros cultivos como arroz y soya han crecido de forma acelerada; y se espera que esta tendencia continúe y se intensifique.

‍Al menos 594 especies de plantas con flor fueron impactadas por la deforestación hasta el 2018. Los núcleos que representan las mayores pérdidas se encuentran en la Amazonia (304-367 especies), el Pacífico (189-367 especies) y los Andes en el norte de Antioquia (321 especies).

‍Un estudio de la distribución de 594 especies de plantas con flor ubicadas en núcleos de deforestación reveló que tres especies han perdido más del 50 % de su distribución geográfica, mientras que la gran mayoría han perdido entre el 14 y 49 %.

‍En Colombia, se espera que el cambio climático tenga efectos significativos sobre la diversidad de plantas, produciendo desplazamientos altitudinales y extinciones locales, lo que podría resultar en la pérdida de servicios ecosistémicos.

‍Colombia alberga más de 31 000 especies de plantas catalogadas (aproximadamente el 11 % de la diversidad global), de las cuales 6000 son consideradas plantas útiles. Identificar los refugios climáticos de estas especies es vital para su conservación.